Este es un claro
mensaje para todo aquel prestador de servicios o funcionarios de cualquier
nivel. La enfermedad del poder los enloquece y convierte en prepotentes
monstruos y que en pocas palabras sus cerebros se convierten en una masa de estiércol.
En cualquier parte o rincón de nuestro país mexicano existen estos tipos de seres que se creen o consideran inmortales.
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