Se
puede combatir el cambio climático mediante repoblación forestal y
reforestación, además de evitar la tala de las áreas forestales
José María Morelos, Quintana Roo, junio 28 de 2016.- Como parte de las estrategias que se realizan en Quintana Roo para el fortalecimiento del Eje Verde y para hacer frente a los cambios que se producen en el clima mundial que están afectando a los bosques debido a que las temperaturas medias anuales son más elevadas, a la modificación de las pautas pluviales y a la presencia cada vez más frecuente de fenómenos climáticos extremos; personal de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente recibió instrucciones al respecto mediante el taller de Monitoreo Forestal Comunitario en zonas forestales de conservación del ejido San Felipe del municipio de José María Morelos.
El
Secretario de Ecología y Medio Ambiente Rafael Muñoz Berzunza informó
que también se contó con la participaron de 40 ejidatarios de las
comunidades que conforman la REDSERAM (Red de Productores de Servicios
Ambientales A.C). El taller –dijo Muñoz Berzunza- pretende que los
ejidatarios y funcionarios públicos conozcan la importancia de las áreas
forestales en el contexto del cambio climático, que conocieran las
metodologías de estimación de biomasa aérea y madera muerta en campo y
que propusieran estrategias para involucrar a las comunidades en el
Monitoreo, Reporte y Verificación para REDD+.
En efecto –enfatizó el titular de SEMA- con una gestión adecuada las área forestales pueden suministrar bioenergía casi sin emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Durante
el taller, impartido por el doctor Eduardo Martínez Romero de la
organización Sur Verde, se les explicó a los participantes que los
combustibles fósiles liberan bióxido de carbono al quemarse e
incrementan la presencia de este gas en la atmósfera que, a su vez,
contribuye al calentamiento del planeta y el cambio climático. Las áreas
forestales ayudan a mitigar estos cambios al absorber el bióxido de
carbono de la atmósfera y convertirlo, a través de la fotosíntesis, en
carbono que "almacenan" en forma de madera y vegetación. Proceso que se
denomina "fijación del carbono".
En los árboles el carbono supone en general alrededor del 20 por ciento de su peso. Además de los árboles mismos, el conjunto de la biomasa forestal también funciona como "sumidero de carbono". Por ejemplo, la materia orgánica del suelo de los bosques -como el humus producido por la descomposición de la materia vegetal muerta- también actúan como depósito de carbono. En consecuencia, los bosques almacenan enormes cantidades de carbono. En total, las áreas forestales del planeta y sus suelos actualmente almacenan más de un billón de toneladas de carbono, el doble de la cantidad que flota libre en la atmósfera.
La
destrucción de áreas forestales, por otra parte, libera en la atmósfera
unos seis mil millones de toneladas de bióxido de carbono al año, y
para el equilibrio de este elemento, así como para la conservación del
medio ambiente, es importante evitar que escape este carbono almacenado.
Una
correcta gestión puede ayudar a combatir el cambio climático mediante
repoblación forestal (plantar nuevos árboles) y reforestación (volver a
plantar zonas deforestadas), además de evitar la tala de las áreas
forestales.
En
las zonas tropicales en particular, donde la vegetación crece con
rapidez y, en consecuencia, elimina el carbono de la atmósfera con mayor
celeridad, plantar árboles puede eliminar grandes cantidades de carbono
de la atmósfera en un tiempo relativamente breve. En este caso, los
bosques pueden almacenar hasta 15 toneladas de carbono por hectárea al
año en su biomasa y en la madera.
Grupos
de expertos han estimado que la retención mundial de carbono producida
por la disminución de la deforestación, el aumento de la repoblación
forestal y un mayor número de proyectos agroforestales y plantaciones
podrían compensar un 15 por ciento de las emisiones de carbono
producidas por los combustibles fósiles en los próximos 50 años.
La
madera que se obtiene también funciona como sumidero de carbono. La
madera utilizada para construcción o para hacer muebles almacena con
eficacia el carbono durante siglos. La fabricación de materiales de
construcción como los plásticos, el aluminio o el cemento, por lo común
requiere grandes cantidades de combustibles fósiles. Sustituirlos con
madera ofrece, por lo tanto, grandes beneficios en materia de reducción
de las emisiones de carbono.
Asimismo,
el uso de madera como combustible en vez de petróleo, carbón y gas
natural, puede en realidad mitigar el cambio climático. Si bien la
combustión de madera y biomasa libera bióxido de carbono en la
atmósfera, si esos combustibles proceden de un bosque cuya gestión es
sostenible, esas emisiones de carbono se pueden compensar a través de
plantar nuevos árboles.
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