jueves, 15 de septiembre de 2016

CORRUPCIÓN EN MÉXICO





La Corrupción en México ha sido tradicionalmente señalada por muchos analistas como uno de los principales problemas políticos y económicos del país. Además las encuestas a principios del siglo XXI, señalan que el grado de corrupción existente ha afectado negativamente a la legitimidad política, transparencia de la administración y eficiencia económica en cuanto a rendición de cuentas del país hacia el interior y exterior de sí mismo.





La gran mayoría de estas prácticas corruptas han ido desarrollándose y sentando sus bases a lo largo de varios siglos de historia, fueron dejadas como herencia de la gran elite política para la consolidación de una oligarquía mediante un gobierno autoritario y represor. En mayor medida se fueron acrecentando y consolidando a lo largo del siglo XX con la llegada del primer partido político de México al poder, el PRI.





En el año 2014 durante la realización del Índice de Percepción de la Corrupción –una medida entre 0 (Muy Corrupto) y 100 (Muy Transparente) de los niveles de corrupción percibidos por el sector público en 175 países y territorios evaluados– México obtuvo una calificación de 35, y ha sido catalogado como uno de los 70 países más corruptos en el mundo, así como el país más corrupto de los 34 estados que conforman la OCDE.







Factores que favorecen la corrupción en México





Así como las fuerzas naturales tienden hacia la entropía, la tendencia a la corrupción es una fuerza presente en la naturaleza humana, que busca siempre ganar transitando por el camino más fácil, de menor esfuerzo y más bajo costo. Nace del mismo impulso básico por sobrevivir, pero distorsionado por la ambición desmedida de poder y dinero, hasta convertirse en Megalomanía.



Tiene su raíz en el miedo, en la incertidumbre sobre lo que pueda ser el futuro y la necesidad de buscar seguridad a través del control del medio en que nos desenvolvemos, llevado al extremo del beneficio individual sobre el común, con un enfoque egoísta.





Desde un punto de vista neutral, es resultado de la falta de condiciones que hagan más costoso seguir el camino de la corrupción en comparación con el de la legalidad, "aquello que abarata relativamente el coste del acto delictivo estará promoviendo su comisión".





La corrupción no es algo genético, ha crecido y se ha fortalecido en México alrededor de la complicidad y las amplias redes que se tejen a partir de esta, propiciada por el miedo social a la violencia de estado6 7 y la falta de controles sistemáticos que funcionen eficazmente para su definición, su prevención, su detección y una acción efectiva para corregir los incidentes cuando se verifican.



La corrupción ha llegado hasta el punto de volverse, definitivamente, parte del sistema y desarrollar resistencia a cambios que pudieran limitarla efectivamente, degenerando en una guerra sucia contra el pueblo para asegurar salir impune, siendo esta impunidad el distintivo y agravante en México.





Frases como "el que no tranza no avanza", "Dios, no te pido que me des sino que me pongas donde hay, yo solito agarro" y otras similares son iconos que reflejan cuan arraigada y aceptada es la cultura de la corrupción en México, hasta convertirse en una acto inconsciente.






En las siguientes secciones haremos un recuento de la situación actual y los factores que propician la Corrupción en México. Documentaremos más adelante en el recuento histórico de la Corrupción en México los hechos, los factores culturales y sociales pasados que la han favorecido y como están íntimamente relacionados con la ambición y el poder ejercido por intereses internos y externos al país.



Corrupción Política en México



La Hegemonía del PRI





Partido Revolucionario Institucional







A pesar de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llegó al poder por primera vez en 1928 a través de la vía democrática y pacífica por medio del sufragio y la celebración de elecciones bajo el nombre del Partido Nacional Revolucionario (PNR), esté se logró perpetrar en el poder por casi 71 años consecutivos (de 1929 a 2000) mediante el establecimiento de una red de patrocinios y acciones populistas.


 
Con la llegada del PRI al poder el sistema político-electoral del país comenzó a funcionar como un régimen totalitario y unipartidista en el cual un solo partido concentraba el control sobre la gran mayoría de las instituciones de gobierno e impartición de justicia y en el que se volvió costumbre el que los políticos que competían por cargos públicos de todos los niveles en el país por el PRI siempre ofrecieran sobornos a sus electores y clientelismo (favores políticos) a grupos y élites de poder (en caso de que resultaran electos) a cambio de apoyo, financiamiento para sus campañas políticas y votos para su reelección.  Este sistema de operar construyó en la política mexicana una plataforma y clima perfectos en los cuales la corrupción política tuvo la oportunidad de florecer y crecer fuertemente, y en el que la competencia y oposición política por fuera del partido no existía, si es que se llegaba a formar alguna candidatura independiente está era suprimida, y se volvió un requisito el pertenecer al partido para poder contender y ser votado para algún cargo de elección popular. Con el pasar de los años, y sin nada ni nadie que le estorbara, el PRI ganaba las elecciones una y otra vez, su red de corrupción, impunidad y tráfico de influencias fue creciendo y en consecuencia el partido logro aferrarse al poder a toda costa.



La jerarquización se volvió la norma hacia dentro y fuera del partido, en el que se volvió común el que los políticos, servidores públicos y/o amigos de estos designaran al sucesor que más les conviniera en el cargo por medio del "Dedazo". Fue también durante las administraciones priístas que la figura del presidente tomó mucho poder y control sobre los otros poderes del estado, esto debido a que la figura del poder ejecutivo federal logró acumular todo el poder formal e informal para ejercer la autoridad extralegal y voluntad suprema del PRI sobre los otros dos poderes del gobierno mexicano: el judicial y el legislativo.


 Fue así como el poder total se logró consolidar en las manos de una pequeña élite de poderosos e influyentes que siempre imponían sus intereses personales sobre la voluntad y necesidades del pueblo de México y que se comenzaron a enriquecer ilícitamente a costa de estancar el desarrollo de la nación y sumirla en la pobreza y la desigualdad. Más allá de esto, al no existir ningún órgano que auditara y/o evaluara el desempeño, gestión y trayectoria de los servidores públicos en México, las administraciones priístas se caracterizaron además por una casi nula rendición de cuentas y baja legitimidad.


 70 largos años de reinado ininterrumpido del PRI en todos los niveles de poder fueron más que suficientes para que se gestara una red monstruosa y muy bien articulada de corrupción, tráfico de influencias e impunidad desmedida que al final logró apoderarse por completo del sistema y someter a las instituciones de impartición de justicia y al gobierno mexicano a la voluntad máxima e intereses personales de la élite política, los cuales, con todo el cinismo del mundo comenzaron a hacer y deshacer cuanta cosa les viniera en gana con el país, y evidentemente, sin consecuencia alguna y sin nadie que los detuviera fueron convirtiendo a la corrupción en un problema bastante complejo e institucionalizado como para ser eliminado efectivamente.



Con este nuevo tipo de corrupción institucionalizada presente desde hace más de medio siglo, la trayectoria y en particular el sistema político de México ha ido tomando unos aires muy turbios y oscuros,18 desgraciadamente, la sociedad civil fue aceptando inconscientemente a la corrupción como parte del sistema político-electoral que existe y que siempre ha existido en el país, lo anterior gracias a él largo tiempo que el partido se logró perpetrar en el poder y que a través de la manipulación de los medios de comunicación se encargó de ir generando lentamente una ideología de apatía, mediocridad y conformismo en la población.


Estas cuestiones profundamente arraigadas a la cultura política de México han seguido generando, institucionalizando y acentuando aún más el problema de la corrupción y la impunidad en el México contemporáneo.

Wikipedia

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