¡Señor Dios! No me abandones, hoy me siento sola y muy triste en este mundo, mis hijos se han olvidado de mí, todos se han marchado y me tienen perdida en la soledad, hoy solo puedo charlar contigo mi Dios en donde te pido ilumines mi camino y me des fuerzas para poder vivir y si es posible para poder ayudar a mis hijos, no importa que se hayan alejado de mí y me tengan como un estorbo, como una vieja inservible, yo soy su madre y lucharé y velaré por ellos, porque los amo con todo mi corazón.
Mis lágrimas muestran el gran amor que tengo por ellos y la gran necesidad de escucharlos, de sentir sus abrazos y sus besos, te pido mi Dios que no los castigues por tratarme de esta manera cruel, te pido los protejas, los bendigas y le enseñes el verdadero camino, pero también te pido de todo corazón que nunca permitas que sus hijos los abandonen y que mis amados hijos jamás sientan lo que yo estoy sufriendo.
Autor: Roberto Geffroy Rebolledo
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