Un viejito con el rostro triste y sus ojitos cansados de llorar lleva su celular a reparar, el dueño notó que en el fondo del alma de este ancianito había algo oculto, algo que escondía y que le estaba destrozando su corazón.
Pasaron unos minutos y el propietario del lugar le dijo con voz baja, ¡!Señor!!, su celular se encuentra perfectamente bien, no tiene ningún daño.
El viejito sintió como si una daga le atravesaba el corazón, fue entonces que sus lágrimas parecieron en sus cansados ojitos, era un llanto profundo y con mucho sentimiento y sin dejar de llorar dijo; entonces si no está dañado, porqué mis queridos hijos no me llaman.
Señor Dios, ¿Porqué, porqué mis hijos me han abandonado?
Cuídalos mucho mi Dios, ilumínalos, protégelos, yo seguiré esperando esa esperada llamada.
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