domingo, 18 de julio de 2010

Los caprichitos de Carlos Joaquín Gonzàlez se han cumplido y el PRI se ha hundido en Quintana Roo

Hoy se escribe una historia más del mundo de la política, de los actos y trabajos de proselitismos y campañas donde hacen su aparición todos los partidos que se cobijan y alimentan en el estado de Quintana Roo, fue sin duda alguna una triste experiencia y una amarga derrota recibida por el Partido Revolucionario Institucional, (PRI), lugar donde sus dirigentes y autoridades superiores manipulan y realizan convenios o pactos inseguros que después fracturan la credibilidad y respeto por parte de una militancia que se encuentra al borde de hacer una merecida justicia.

En esta campaña campal donde los actores principales fueron Roberto Borge Angulo y el improvisado, repudiado y aislado Carlos Joaquín González quienes desde un inicio mostraron su poderío para ser participes en la contienda electoral y poder ser elegidos representantes del tricolor para aspirar a la gubernatura Quintanarroense, lógicamente la falta de sensibilidad, egoísmo, ambición e ineptitud hicieron que el segundo protagonista de este evento político fuera descartado de manera directa en esta participación, fue la vergüenza del momento y el patito feo de una familia que por años se encuentra con hambre del poder.

Pero esto no se quedaría de esta forma, la derrota le había destrozado su orgullo y vanidad, el apellido había sido pisoteado y la deshonra y deshonor lo habían convertido en un mísero, infeliz e infortunado personaje que solo fue ocupado como la segunda formula dentro del Partido Revolucionario Institucional, (PRI), fue entonces que en este joven dinosaurio despertó el apetito feroz que lo ha caracterizado y sin esperar más formuló sus condiciones, el cual propuso que se le entregara algunas participaciones en las presidencias municipales y diputaciones locales, esto sería el inicio del fracaso.

No existía otra opción y sus maquiavélicas intenciones fueron escuchadas y aceptadas por la maquinaria priista sin imaginar la catástrofe y daño que provocaría en un corto tiempo, sus viscerales caprichitos fueron cumplidos, de manera inmediata y sorprendente algunos aspirantes tuvieron que admitir seguir trabajando en busca del triunfo por medio de una campaña que se había trabajado con anterioridad, nadie puede realizar una protesta ante el PRI, señalar o difundir este tipo de atropello, porque prácticamente serían enviados al congelador donde sus sueños y aspiraciones se destrozarían.

Hoy se observan los frustrados e inútiles resultados en distintos municipios de un hombre que simplemente buscaba intereses propios y que jamás le importaba imaginar el futuro de un estado y mucho menos del partido que lo ha cobijado y dado de comer desde hace muchos años atrás, la derrota no se hizo esperar y la decepción estaba presente, aquella oscura negociación marcaba la historia de un PRI que va muriendo pausadamente y que solo se encuentra en manos de afortunados que han nacido con la estrella del poder y la luz de un buen padrino que hoy sella la historia con fractura de una gran leyenda.

Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas e Isla Mujeres fueron el trofeo de la oposición y la deshonra para una maquinaria priista donde se espera aún más, para esta penosa escena se ocuparon tres ineptos e incapaces sujetos nombrados como delegados, Moisés Pacheco Briceño, Cristino Flota Sosa y Mario Chuc Aguilar quienes de manera estúpida fracasaron donde fueron designados, era ya toda una realidad está perdida total, el pasado de estas joyitas lo indican todo, son los más bajo que existen dentro del tricolor, quemados y señalados por sus malos actos, ¿Qué se podía esperar?

El apocalipsis ha llegado al Partido Revolucionario Institucional con su anticristo Carlos Joaquín González y las profecías se han cumplido, hoy se encuentra a un PRI dividido, fragmentado y herido donde la mirada está en Roberto Borge Angulo quien es prácticamente la persona idónea para fortalecerlo, reforzarlo y convertirlo de nueva cuenta en una potencia política en Quintana Roo, el futuro se encuentra en manos de un gobernador electo que sin duda alguna su misión será trabajar fuertemente y buscar la unión entre la militancia que hoy le dio el triunfo.

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