sábado, 25 de agosto de 2012

SOLICITAN A REGIDORES DEL PT INERCEDAN ANTE SEMARNAT Y QUE OTORGUE PERMISO A EJIDATARIOS PARA HACER CARBÓN


-Ayudará a acabar con la crisis económica al quedarse sin cultivos por el huracán Ernesto

-Ejidatarios limpiarían la tierra y plantarían especies maderables

-Regidor Rivelino Valdivia Villaseca: “Esta solicitud se apega al Artículo 2 de la Ley Forestal de Quintana Roo

Rivelino Valdivia Villaseca
Ejido Tierras Negras, Bacalar, Quintana Roo.-Con el fin de reactivar la economía agrícola familiar que viven en cerca de un mil 250 comunidades rurales de Othón Pompeyo Blanco, Bacalar, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, es necesario que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) otorgue permisos con el fin de “juntar toda la madera de los árboles que derribaron los fuertes vientos y lluvias del huracán Ernesto en cientos de hectáreas y hacer carbón”, señaló Julio Canché Kupul, ejidatario de este lugar.

Don Julio, uno de los representantes de 20 ejidos de la zona de desastres natural, decretada por la Secretaría de Gobernación (Segob), se reunió con los regidores del Partido del Trabajo (PT), Rivelino Valdivia Villaseca y Amador Domingo Vázquez con el fin de que intercedan ante la delegación de la Semarnat, ubicada en la capital de la entidad, Chetumal.

Pasan 16 días del paso del huracán y Don Julio no olvida que los vientos volaron láminas de cartón y “acostó” la milpa de maíz, los cultivos frutales de los traspatios, mientras que fuera del pueblo en muchas hectáreas la humedad y el viento “arrancaron” árboles y palmeras, cuya madera se puede aprovechar convirtiéndola en carbón. “Claro, no sería cualquier madera porque para eso estarían presentes los expertos de Semarnat para indicarnos cuáles sí y cuáles no son adecuados para hacer ese combustible tan necesario para hacer nuestra comida”.

“Aquí en Tierras Negras somos como 40 ejidatarios que tenemos, en promedio, dos hectáreas cada uno. Ya vino gente de Sedari (Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural e Indígena) y sólo con ver los destrozos de una milpa dijo que con eso bastaba. Y es que aquí pasó el mero centro del huracán y nos acabó todo, las casas, y mayormente nos está perjudicando en nuestras labores agrícolas”, dice Canché Kupul clavando su mirada en el color acerado del cielo.

Desde que pasó el huracán “no han llegado apoyos para nada ni aquí ni a las comunidades de Reforma, Altos de Sevilla, Blanca Flor, David Gustavo, San Román, Cedralito, Buena Esperanza, Paraíso, J. Mújica; toda esa ruta de Melchor Ocampo, Otilio Montaño, Zamora, toda esa ruta aquí lo fregó todo”, añadió.

Y nada más nos trajeron una despensa que “contiene puras cosas en cajas y empaques que ni nuestros puercos quieren comer”, se quejó el ejidatario a la vez que muestra una bolsa con arroz lleno de gorgojos, un sobre con cuadritos para sazonar, chocolate para hacer licuado aunque cuando se los llevaron no tenían luz. “Lo que nos trajeron, pues no estamos acostumbrados a comérnoslo”.

Luego, al dejar la casa de Don Julián, el regidor por Othón Pompeyo Blanco, Rivelino Valdivia Villaseca, explicó que en la mayoría de los ejidos que hay en los cuatro municipios declarados zona de desastre natural, “los ejidatarios poseen el 50 por ciento del territorio devastado por Ernesto por lo que ellos han pensado que sí es posible hacer carbón, irlo a vender y obtener un poco de dinero para solventar está pérdida de sus cultivos, y sería un buen sostén económico en lo que llegan los recursos del seguro”.

No importa si son ejidos de Bacalar, Pompeyo Blanco, Carrillo Puerto o María Morelos: las necesidades de las comunidades rurales son las mismas. Y, aún más, la Ley Forestal del Estado de Quintana Roo propone en su Artículo 2, párrafo IX `Establecer incentivos y programas económicos tendientes a apoyar el desarrollo del sector forestal, en particular para reducir los impactos económicos de largo plazo de formación del producto, los cosos del manejo y de los riesgos de producción´”. 

Incluso, consideró Valdivia Villaseca, los propios ejidatarios podrían destinar parte de sus utilidades para adquirir nuevas plantas de especies maderables para reforestar lo que Ernesto destruyó. Con esto, los campesinos estarían dispuestos a acatar lo que dispone la Ley forestal de la entidad en cuanto a que se “trabajará coordinadamente con las instancias federales para asumir funciones que antes estaban en manos de la federación como autorizar los cambios de uso de suelo forestal y el aprovechamiento de los recursos forestales maderables y no maderables; además de combatir la extracción y comercialización ilícita de recursos maderables y de plantas; acciones que hasta ahora han recaído en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)”.
Julio Canche Kupul

Con la autorización de la Semarnat a los ejidatarios para aprovechar la madera “caída” se acabaría con la exclusión de la población local del manejo de sus recursos silvícolas y ver la necesidad de la participación de la población local para asegurar la permanencia del bosque y, en este caso, de su limpieza y reforestación”..

Si durante 30 años se permitió que la empresa particular Miqroo sólo extrajera el arbolado comercial de mejor calidad y diámetro igual o superior a 60 cm de dos especies, caoba y cedro, que representaban aproximadamente sólo el dos por ciento del potencial productivo de la selva, ahora se les debe de permitir a los campesinos hacer carbón de la madera arrancada por el huracán a cambio de que planten diversas especies maderables como la caoba que tiene un alto valor comercial y un mercado notablemente estable; tiene una gran amplitud ecológica y pocos problemas fitosanitarios. 

Por último, Valdivia Villaseca solicitó a la Semarnat, aparte de los permisos, asesorar a los ejidatarios para evitar un deterioro del recurso forestal tal como sucede en los ejidos Los Divorciados, Plan de la Noria y Manuel Ávila Camacho.

Con lo anterior, los efectos devastadores de Ernesto podrían traer los derechos madereros a a las comunidades selváticas de la Zona Maya de Quintana Roo, cuyos ejidatarios han re-descubierto lo que significa cuidar de la tierra y con un permiso de la Semarnat limpiarán la selva y también sembrarían un modelo de gestión forestal sustentable porque “los ejidatarios no van a hacer leña del árbol caído…sino carbón”, concluyó el regidor del PT.

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