sábado, 3 de diciembre de 2016

Carta abierta a un político corrupto







Querido político corrupto:




Te escribo esta carta sabiendo que ni tan solo obtendré respuesta, porque si me contestaras, te delatarías. Te quedarás callado. Eres un experto en callarte, mirar para otro lado y, amparado por el silencio, robar. Pero aunque nunca me contestes, yo tengo un par de cosas que decirte. Allá voy.




Como todos los políticos, tú has gestionado el dinero que es de todos. Lo que te hace diferente es que tú, político corrupto, una parte del dinero te la has metido en tu bolsillo. Para hacerlo has utilizado diversos métodos: cobras por dejar hacer cosas que no se pueden hacer, contratas servicios por valores más altos de lo que marca el mercado -obviamente a empresas de tus amigos o de familiares- compras terrenos, los recalificas y tú y tus amigos os quedáis la diferencia, dictas leyes que benefician a grandes corporaciones a cambio de un buen puesto cuando te retires... Lo que haces, en definitiva, es traspasar el dinero de todos a los bolsillos de unos pocos mediante mentiras y trampas.




Haz lo que quieras, político corrupto, pero te a viso: lo que haces es muy grave. Pensarás que ‘solo’ robas, que ‘si no lo hago yo lo hará otro’ o pondrás alguna otra excusa rastrera. Pero ve con cuidado, político corrupto. Eres mucho peor que un ladrón: eres el responsable de la muerte de niños, de accidentes de carretera y del sufrimiento profundo de centenares de miles de persones. Te lo explico.


El dinero que tu robas, el dinero que tú y tus amigos os habéis metido en vuestros bolsillos mientras cerrabais vuestros negocios sucios en restaurantes caros con manteles inmaculados, es el dinero que servía para hacer la vida de todos un poco mejor, más cómoda. Era el dinero que millones de trabajadores aportamos a la sociedad a cambio de unos servicios, a cambio de vivir en una sociedad dónde ningún niño vaya a la escuela sin desayunar, como ya pasa en nuestro país. Este dinero, político corrupto, era el que servía para construir nuevos hospitales, para pagar sueldos de médicos y enfermeras, para cuidar las carreteras, para repintar sus líneas blancas cada cierto tiempo, para pagar profesores, calefacciones de escuelas, asistentes sociales, policías, conductores de ambulancias, universidades, transportes públicos, pensiones... el dinero que has robado, desgraciado, es el que sirve para pagar todo eso.


Pero como hasta ahora había habido mucho dinero en la caja pública, tus rapiñas no se notaban mucho. Había tanto que aunque tú te quedases una parte, el resto de las cosas se podían ir pagando. Pero llegó la ‘crisis’, político corrupto y ahora no hay suficiente. Ahora es cuando se ve la verdadera dimensión de tu delito, de tu crimen. Porque hay que llamar a las cosas por su nombre. Lo que tú has hecho es un crimen contra la sociedad.
 

La falta de dinero público está haciendo que la pintura de una carretera no se renueve con la frecuencia adecuada y, una noche de lluvia una familia morirá estampada contra un árbol... y será culpa tuya. No habrá dinero para pagar suficientes ambulancias y un señor mayor morirá en su casa esperando que alguien venga a atenderlo. Porque ahora las ambulancias tardan una media de 15 más que antes en llegar a los sitios y cuando lleguen el señor habrá muerto de un ataque de corazón. Y será culpa tuya. Si estás en activo, sinvergüenza, encima dirás que hemos estirado más el brazo que la manga, que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.


Sigo. Como has robado dinero de la caja de todos, no habrá suficientes asistentes sociales para tratar adecuadamente el caso de una mujer golpeada y un día la encontrarán muerta porque no había recursos para más jueces, para más Seguridad, para hacer un seguimiento del caso... no hace falta mencionar que el culpable de esta muerte eres tú, aunque salgas por la televisión con la cara compungida.


Un día un chico irá caminando por una calle oscura -porque no hay dinero para pagar la luz de las farolas- y será asaltado. Nadie lo ayudará porque ya no hay dinero para patrulles en aquella zona porque te lo has quedado tú, indigno. O tal vez si que pasará la patrulla, pero uno de los agentes morirá porque una bala le atravesó el corazón...porque no hay dinero para comprar chalecos antibalas... tu pensarás desde tu inmundo chalet de lujo: “que malos son los ladrones” y si sigues en activo dirás que “hay que atajar la inseguridad ciudadana”... cuando el culpable eres tú.


Podría seguir todo el día: escuelas sin calefacción, centros sanitarios cerrados, funcionarios sin cobrar, servicios sociales colapsados...


Esta noche, cuando te vayas a dormir, en tu casa de lujo en una urbanización que difícilmente podrías pagar si fueses honesto, mira dentro tuyo. ¿Vale la pena cargar con esta muertes y estas injusticias a cambio de unes sabanas limpias, unos restaurantes caros, de un coche y una cuenta corriente bien nutrida? Yo creo que no, pero como eres eso, un político corrupto, de ti se puede esperar cualquier cosa.


Por eso, lo único que me queda por decirte es que mereces mi más absoluto desprecio, que eres peor que todos los ladrones que llenan las prisiones y que eres la vergüenza de la especie humana.


¿No te gusta lo que oyes? ¿No te gusta lo que digo? Pues tienes dos opciones: devolver todo lo que has robado o ponerme una denuncia por injurias.. Pero para hacer cualquiera de las dos cosas haz de dar la cara. Y eso ya sabemos que no tienes valor de hacer, porque además de un miserable, un asesino, un traidor y un ladrón, eres un cobarde.


Político corrupto, el refranero es claro: “A todo cerdo le llega su San Martín”. Que duermas bien... mientras puedas. Muy cerca de tu lujosa casa hay gente que este invierno no tiene para calefacción y harán fuego con cualquier cosa que arda.


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