viernes, 2 de noviembre de 2012

La perniciosa carrera política de Andrés Ruiz Morcillo, Las mieles del erario público


Por Mario Castillo

Andrés Ruiz Morcillo, ex presidente municipal de Othón P. Blanco
El escaparate político de Quintana Roo está compuesto de personajes sino afín a los intereses de la sociedad, al menos si a los personales y de grupo.

Esto nos obliga a contar al interior del Gobierno del Estado con figuras que durante años han vivido pegados a la ubre y gozando de las mieles del erario público gracias a las cercanías con mandatarios en turno o simplemente como cuota de favores a los grupúsculos.

Figuras que, en su desempeño poco o nada han favorecido al desarrollo de nuestro Estado sino que han sido perniciosos. Ejemplos, muchos, pero bastaría con mencionar al hoy flamante titular de la Secretaría de de Planeación y Desarrollo Regional (Seplader) Andrés Florentino Ruiz Morcillo, de quién no se conoce un desempeño meritorio pero si su escabrosa trayectoria en la que ha logrado amasar una gran fortuna.

Desde que fue titular de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado, en el primer trienio de la administración de Félix González Canto, Andrés Ruiz Morcillo dejo ver su afición el desvió de recursos a través de la obra pública, dineros que en esos tiempos fueron utilizados para su campaña en busca de la presidencia municipal de Othón P. Blanco, las cual fue puesta en sus manos en bandeja de plata por su padrino político, el ex gobernador de Quintana Roo.

Un maravilloso y excelente genio
Como presidente municipal, Ruiz Morcillo dejó un tremendo caos económico. Asimismo, endeudó a la comuna capitalina por 20 años con la empresa General Electric para el cambio de luminarias, un caso muy criticado por cierto, porque al final la empresa incumplió con lo estipulado en el contrato.

Sus actos de rapiña fueron del dominio público así como las ofensivas mejoras a su mansión de Chetumal y su “casita” de descanso ubicada en las orillas de la laguna de Bacalar y la adquisición de un pomposo yate de casi 3 millones de pesos, y todo a cambio del abandono y el hambre de sus gobernados.

Sobre sus espaldas pesa una enorme estela de desmedida corrupción, negocios turbios, líos de faldas, etc., etc. Todo esto agregado el descarado nepotismo que llevó a la práctica como alcalde othonense al colocar a su familia y la de la señora María Antonia Hernández Rivas, en puestos estratégicos dentro de su administración y así como en el DIF Municipal para tener así absoluto control en los dineros públicos que manejaron tanto él como su esposa como si fueran de su propiedad; de hecho lo hicieron suyo a través de corruptelas que en su momento salieron a las luz pública en los medios de comunicación.

Sin embargo, para la clase política, Andrés Ruiz es un “mal necesario” aunque políticamente está aniquilado ya que su trabajo como activista del voto tricolor en la zona cañera fue por demás deprimente, su paso en la alcaldía capitalina fue suficiente para crear una enorme brecha entre él y sociedad, hoy en día es un burócrata más, de los bajo perfil y sin futuro político más que el rincón a donde sea destinado para continuar gozando de las mieles del gobierno. Y así como Ruiz Morcillo, hay muchos que durante administraciones han vivido y viven al amparo de los cargos públicos.

En las próximas entregas daremos cuentas de más personalidades non gratas que han acumulado riqueza y ganado el desprecio generalizado de la sociedad.

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