domingo, 26 de octubre de 2014

Lo que significa un estado con gobernabilidad

Lo que significa un estado con gobernabilidad

Por: Gerardo García

La crisis institucional por la que atraviesa el estado de Guerrero es en efecto tremenda; sus implicaciones sociales y económicas son devastadoras. Un estado sumido históricamente en la ingobernabilidad en el que no puede haber desarrollo económico, ni paz social. Ingobernabilidad que se traduce en más pobreza y más violencia.

Guerrero es un estado convulso; no sólo por la tragedia de Ayotzinapa, que tanta atención genera en la actualidad, sino por décadas. Antes la guerrilla, después el narcotráfico; siempre la ingobernabilidad. Ahí, al igual que en Oaxaca y Chiapas, se presentan las peores cifras en cuestión de pobreza y desarrollo social.

Concentran el mayor número de pobres y pese a que reciben proporcionalmente los mayores presupuestos por parte de la Federación para cuestiones sociales y de infraestructura, no avanzan en resolver sus carencias; la inversión privada es casi inexistente y sus economías simplemente no crecen. El efecto del no gobierno que tanto impacta en la sociedad.


Quintana Roo en efecto es un estado con características totalmente distintas a Guerrero; aunque en ambas entidades el turismo es el principal motor económico, sus condiciones sociales, su historia es totalmente diferente. No se trata, pues, de hacer un paralelismo entre ambos estados; pero sí revisar el impacto que tiene la gobernabilidad.

Quintana Roo es un estado que no padece el efecto de la ingobernabilidad; en los cuarenta años que tiene como entidad federativa, sólo se han vivido cortos periodos de crisis política —marcadamente el final del sexenio de Mario Villanueva— lo que ha permitido un desarrollo económico superior a la mayoría de los estados de la República.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, el estado fue el segundo con mayor crecimiento en el país el año anterior, mientras que Guerrero se encuentra en los últimos lugares. Ambos estados, reitero, tienen en el turismo su principal actividad económica, pero su desempeño es muy distinto.

Los destinos turísticos de Quintana Roo generan por sí mismos el 46 por ciento del Producto Interno Bruto Turístico de México y reciben más turistas que cualquier otro estado del país; Guerrero ha perdido por años participación en el mercado y Acapulco, su destino emblema, está sumido en una de sus peores crisis.

En el estado del Caribe hay casi 90 mil habitaciones de hotel, mientras que en la entidad convulsa no alcanzan los 20 mil. No hay en efecto punto de comparación y se nota, principalmente en el impacto social que significa el desarrollo económico.


Quintana Roo tiene los mejores indicadores de empleo y sus indicadores de bienestar social son similares a estados como Nuevo León o el Distrito Federal; Guerrero no. La inversión privada en la entidad en los últimos cinco años ha sido enorme, generando a su vez una derrama económica que se palpa en los indicadores sociales; en el convulso estado, no sucede así, sólo la inversión gubernamental prevalece.


La diferencia en buena medida tiene que ver con la gobernabilidad y la seguridad. Los indicadores sobre los municipios con mejores condiciones sociales en el país reflejan que aquellos que tienen industria turística son de los más aventajados; eso no sucede en Guerrero. No, porque las condiciones políticas y de violencia terminan por afectar negativamente a la población.

Un estado en el que prevalece la gobernabilidad, que no sufre de constantes crisis políticas y en el que la seguridad es posible, es uno en el que el desarrollo es posible. Ahí, pues, se muestra clara la diferencia entre Quintana Roo y Guerrero, aun cuando a ambos la industria turística podría emparejarlos.


- Cuentos del cambio.

1.- No habrá cambios. La decisión es que el Tianguis Turístico de México en su edición 2015 se realice en el puerto de Acapulco, pese a peticiones de que se cambiara de sede por las condiciones políticas y de seguridad que prevalecen hoy en Guerrero. Las autoridades consideran que en marzo, cuando se realice, las condiciones sean diferentes.

El tema es que es en estas fechas cuando se está convocando a los compradores internacionales a asistir, y el impacto que ha generado la situación podría mermar la participación de quienes generan el necesario negocio para que este evento funcione.

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