sábado, 17 de octubre de 2015

Carta de una madre que se siente sola




Mis amados hijos:





Por: Roberto Geffroy


Les envío esta carta con algo de tristeza en mi corazón,como madre siempre he querido darles todo el amor que merecen y más, mucho más, era mi deber, y creo poder decir que lo he logrado, pues siempre han sido lo primero en mi corazón.

 Mis hijos han sido mi prioridad en toda decisión que he tomado a lo largo de la vida, pues les siento como lo más hermoso que Dios me ha regalado, son la razón de mi vida-


Pasaron los años, crecieron y ya se volvieron adultos independientes, aún me emociono de alegría al saber de sus éxitos sabiendo que son personas de mucho orgullo, pues fueron criados con mucho amor, buenas costumbres, y en un camino que siempre les llevaba a Dios.


Pero he de ser sincera, y hoy miro triste a través de mi ventana, mis lágrimas se me escapan, el llanto se apodera de mí, mi corazón me duele, mis fuerzas me abandonan.


Observo que cada día nuestros caminos se alejan más y más, sus cartas son muy escasas y sus llamadas quizás lo hagan por lástima y comprensión, así lo siento yo mis hijos hermosos, esto no es reproche, es tan solo un llamado de amor, porque los necesito siempre y la verdad no me gusta esa triste sensación de abandono que siento.






Ustedes son mis hermosos hijos, por el cual he trabajado toda la vida, por este motivo he soñado cada día desde antes de que llegaran a mis brazos. Son mis hijos, mi ilusión, mi alegría y motivación de esforzarme cada día. Son mis hijos, y les amo con todo mi corazón.



Mis cansados ojos de tanto miran por la ventana intentando de mil maneras buscar sus rostros, por instantes me imagino ver las siluetas de mis queridos hijos, las veo borrosas, y se marchan dejándome el corazón palpitando fuerte y lleno de esperanza…

 


No, una vez más no eran mis hijos a quien por un instante creí ver llegar, les extraño hijos míos, quisiera abrazarlos y besarlos, yo vivo pegada a la ventana y la esperanza de verles llegar cada día.



Hijos míos, comprendo que la vida les ofrece muchas cosas atractivas, que la vida tiene muchos deberes y pocas hora, pero ojalá encuentren un rato para mí, ojalá puedan creer que merezco algo más de su tiempo.




Les necesito, les amo, no se alejen de mi por mucho tiempo, quiero verlos, acariciarlos y abrazarlos fuertemente.


El tiempo no se detiene y pasa para no volver más, y si no cuidan de lo que tienen podría llegar el día en que pensando en mí, y deseando verme, no puedan, porque yo ya no esté, lo sé muy bien esta tristeza me está matando muy lentamente.


Cuando llegue ese día, en el que yo ya no esté en esta tierra, no quisiera que lloren por esta viejita abandonada pues, no, no lloren, porque es hoy cuando necesito del amor que puedan darme no en el día en que ya no pueda verles ni sentirles.

¿De qué me serviría su amor cuando yo ya no esté para recibirlo? Es hoy que aún estoy, es hoy que me desvivo por amor, es hoy que deseo tenerles en mi regazo.


Es cierto que seguramente me quedan pocos años de vida, por eso quisiera disfrutarlos con el amor de una madre y cariño que yo guardo en este triste corazón.


Les amo, hijos míos, muchísimo.

Que el éxito siempre les acompañe en la vida, que la bondad permanezca firme en sus corazones, que nunca se dejen llevar por banalidades… que nunca sientan la tristeza de la soledad, y que Dios les de fuerza y paz en cada paso a tomar.


Son mis hijos, mi orgullo y gran amor, les echo de menos, quizás piensen que no existe algún motivo para que me pongan así, pero en realidad es una triste pesadilla que me hunde en la tristeza, así me siento yo mis lindos hijos.


Quisiera abrazarlos ahora mismo, mañana y cada instante que me queda de vida, Dios me los bendiga.


Los amo hijos míos, no importa seguiré llorando y esperando el momento
que tanto deseo, seguiré sufriendo acompañada de la tristeza y soledad, pero así los amo Hijos Mios...


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